Historias de alcohol, noches perdidas con ilusiones surrealistas, creadas para echarles un poco de estiércol a la realidad. Pensando que la vida puede ser maravillosa, limitándote a vivirla, pero no es así. A la vida es necesario marcarle un rumbo, para que un día, al despertar, cuando te preguntes donde estás, no te vayas a la deriva. No te hundas en un pozo profundo, que seas incapaz de salir solo y tus heridas sean suficientes para no olvidarlo el resto de tu vida.

Historias de alcohol, bebida espirituosa, ¡Qué ilusión!, bebes y bebes sin comprensión, tu cuerpo alcanza el nivel de terror, te vuelves cansino, humillado y sudando alcohol. Me alegro no estar bien.

Historias de alcohol, fiesta infinita, gente sin fin hasta que la cabeza olvida recordar o simplemente, que al ver lo que haces no quiere recordar quien eres y no quiere que recuerdes tu cúmulo de salvajadas. Fotos imposibles de las que prefieres no saber al día siguiente, lo que ocurría en el rato transcurrido, caras, gestos, trastornos imposibles para una persona de tu nivel humano. Nada del otro mundo, pero serena y muy consciente de tus actos.

Historias de alcohol, fumas y fumas sin saber porque, tu boca marchita en el día después, el pecho sin auxilio necesita vacaciones y el estómago se venga a base de acidez descomunal.

Historias de alcohol, dices que no es otra noche igual, que te haces mayor para cosas asi, el hígado parece que ya no filtra como debería. Aunque en realidad habrá más historias de alcohol, subconscientemente quieres más, liberarte de las cadenas de tu propia realidad, poner de excusa las drogas para ser tú por unas horas y no quien deberías ser. Recordar un poco de esas fotos de las que no sabes nada y que te cuentan entre risas lo que fuiste capaz de hacer por esos descuentos en los cubatas, esa gratuidad de los chupitos o esas faltas asquerosas que te parecían preciosas la noche antes.

 

 

By Sircip