Convencido del final de una etapa, destronada del placer sin más esperanza que un vaso de tubo provocando inconvalecencia. Sin encontrar un estado de felicidad mínima que me convenza para seguir a delante.

Al final parece ser, como siempre, caigo en la última recta al llegar entre los primeros. Tendré que conformarme con los otros do, uno de ellos imposibles porque solo dependen de tí y el otro increible hace tan solo unas semanas en las que me regocijaba de un saber universalmente mudo para el papel y tan imprescindible para la vida.

Sircip (02-2010)